Unos minutos con Dios.
San Vicente de Paúl (1581-1660)
Nació en Aquitania en el año 1581. Cursados los correspondientes estudios, fue ordenado sacerdote y ejerció de párroco en París. Fundó la Congregación de la Misión, destinada a la formación del clero y al servicio de los pobres, y también, con la ayuda de santa Luisa de Marillac, la Congregación de Hijas de la Caridad. Murió en París en el año 1660.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Lectura del evangelio de San Lucas 9, 46-50
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.
Entonces, Juan le dijo: “Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……..
Señor, en este día me invitas a ser como niño, porque el niño sabe que necesita de sus padres que no esta solo, el niño no miente es transparente, el niño no se calla, te pedimos Señor que nos des esta características para alcanzar tu reino, Amen.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Ellos serán mi pueblo, y yo seré para ellos un Dios fiel y salvador» (Zac 8,8).
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
Nadie puede ir al conocimiento de Dios si no lo hace por el camino de la humildad. El camino para ensalzarse es humillarse. Por el camino de la humildad es como el hombre encuentra gracia a los ojos de Dios y paz con los otros hombres. Un rey de corona que tuviera que enviar a una muchacha a cierto país no la pondría encima de un rocín salvaje, feroz y extraño, sino sobre una caballería tranquila, de paso suave: de este modo, el Señor no pone su gracia en los soberbios, sino en los humildes. (SCDE)
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